Descripción de la ruta:
Esta ruta
tendrá como objetivo conocer cómo fue el sistema educativo en la Antigua
Grecia. Con todos los nuevos métodos de enseñanza, y aún el replanteamiento de
la enseñanza clásica muy en boga en nuestros tiempos, es importante conocer
cómo era la educación en la antigüedad, así como analizar los roles que tenían
los profesores y los estudiantes. No obstante, es importante aclarar que no se
tiene tanto conocimiento acerca de las percepciones de los estudiantes de la
antigüedad. Empero, esto no constituye ningún obstáculo al momento de analizar
los roles estudiante-profesor, ya que muchos de los profesores fundadores de la
Academia, como Platón, fueron alguna vez discípulos de alguien.
Recorreremos
los actuales territorios de Grecia, Turquía e Irak. Los focos en los
cuales nos concentraremos son las antiguas ciudades de Esparta, Atenas y
Seleucia. Aunque esta ruta tiene gran similitud con la anterior, se diferencian
en el espacio temporal, ya que esta la situamos en la época clásica griega.
Partiremos
de Selucia, a donde fue Platón tras la muerte de su maestro Sócrates. Tomaremos
vía oeste hasta encontrarnos con el mar egeo a las orillas de la península de Anatolia.
Allí tomaremos una embarcación que nos llevará por todo el Egeo hasta Atenas.
Desembarcaremos allí y tomaremos camino hacia Esparta.
Mapa de la ruta:
Imágenes:
Palestra Griega (427 a.C.)
Dion de Siracusa (409 a.J.C.-, 354)
Sócrates 470 a.C. - id., 399 a.C
La escuela de Atenas
Rafael Sanzio (1510)
Vaticano
Historia:
Podemos
decir que la escuela griega aparece por vez primera con el ánimo de crear ciudadanos
griegos bajo la virtud del bien. Con el objetivo de cultivar satisfactoriamente
dichas virtudes, el ciudadano griego debía entrenarse físicamente y debía tener
buen desempeño en el arte de la filosofía. Es así como la enseñanza hacia los
jóvenes atenienses se dividía en dos instituciones: El Dadiscaleum, encargado
de la enseñanza de la literatura, la retórica, la poesía, la música y las
matemáticas, y por otro lado la Palestra, encargada del entrenamiento físico de
los jóvenes.
La Palestra
era la institución encargada de instruir a los jóvenes, próximos a ser
ciudadanos, en las tácticas del ejército y en especial en el entrenamiento del
cuerpo. Si bien la Palestra tenía el fin de enseñar y fortalecer las técnicas
militares, también fue prioritaria la educación física para los deportes, sobre
todo los practicados en los Juegos Olímpicos. De siete a once años, los
estudiantes aprendían a bailar y a jugar los juegos de pelota. De doce a trece
años, los jóvenes eran entrenados en disciplinas físicas más rigurosas tales
como el salto alto, correr, lucha, lanzamiento de jabalina, y lanzamiento de
disco, los juegos del pentalón. A la edad de dieciséis años, los jóvenes se
iban al gimnasio, lugar en el cual seguían entrenando, pero en el cual también
se les instruía en filosofía y en
comunicación social.
No
obstante, la práctica filosófica fue adquiriendo cada vez mayor importancia y
la academia como tal, comenzó a conformarse. Los primeros pensadores que
comenzaron a darle importancia a la filosofía y a la retórica fueron los
sofistas. En la época de Pericles, una serie de personajes llamados sofistas,
que lograban de la misma afirmación probar verdad o falsedad. Al principio, se
tuvo la concepción de que los sofistas eran hombres sabios e instruidos en
todas las ciencias que para el momento estaban en boga. Empero, ellos no se
dedicaban a descifrar los grandes enigmas de la vida, y por el contrario,
predicaban conocimiento útil para la vida.
El máximo
exponente de esta escuela fue Protágoras, reconocido sofista de su tiempo. Protágoras
fue tal vez el sofista que logró marcar el rasgo distintivo con respecto a otro
tipo de pensamientos de la época. Este argumentaba que la verdad absoluta no
existía y que solo hay opiniones y maneras de ver el mundo. Su pensamiento se
fundaba en la creencia absoluta de la retórica, y cómo esta puede refutar hasta
el pensamiento más complejo. Esta escuela de los sofistas fueron los que
comenzaron dando conferencias y clases a los ciudadanos, mostrándoles el poder
de la palabra, y más aún, el poder que tenemos sobre ellas.
Pero la
Hélade no se circunscribió únicamente en el pensamiento sofista. Existieron
también pensadores que revolucionaron y discutieron las creencias sofistas con
respecto al desconocimiento de todo tipo de verdad. Uno de estos fue el
filósofo Sócrates, quién gozaba de una amplia credibilidad de parte de la gente
que le rodeaba. Sócrates era bien conocido en Atenas por la actividad que este
llevaba a cabo todos los días. Paseaba por la ciudad hablando con cualquier
persona, preguntándole sobre temas de la actualidad como el tiempo, la cosecha
y los precios del mercado (Llopis, 1967). Su fin último era hacer buenos a los
ciudadanos, y por eso procuraba hablar con todos en la ciudad, e instruirlos en
las virtudes. Sin embargo, el fin de este genio no estuvo a la altura que su
personalidad lo exigía, y fui ejecutado por escándalos relacionados con su
séquito de discípulos que estaba conformando en torno a él.
No obstante su muerte, Sócrates fue recordado
por sus discípulos como Platón quienes escribieron posteriormente sobre él. Su
técnica de preguntas capciosas, permitían un interés en el estudiante por
conocer lo que trataba de decirle su maestro. Sócrates nunca les decía a sus
discípulos las respuestas directamente, sino que hacía que ellos llegaran por
medio de preguntas a ellas. “Sócrates tenía que guiar a sus oyentes paso a
paso: admirable pedagogo, animaba siempre a sus discípulos repitiéndoles que la
prosecución de este ideal, la voluntad de ser mejores, encuentra su recompensa
en la pura alegría que lleva en sí” (Llopis, 1967).
A partir
de ello, podemos ver cómo sus discípulos, si bien tenían un carácter pasivo de
aprendizaje al esperar que su maestro le transmita conocimiento, también debía
tener un rol activo en su propia educación. Lo anterior por cuanto Sócrates
nunca le iba a decir la respuesta a alguien que no se esforzara en encontrarla.
A manera de ejemplo, podemos ver los discípulos Aristipo y Platón, que
avanzaron aún en las teorías socráticas al plantear que el verdadero objetivo
de la vida era gozar, pero con inteligencia y mesura.
Platón
seguiría con esta enseñanza de cambiar y
hacer mejor a los hombres de su tan admirado maestro. En compañía de su
discípulo Dion de Siracusa, logró consolidar un grupo de jóvenes filósofos y
los reunió en lo que llamó la Akademeia.
Llamó a esta congregación de esta manera ya que está situado en un lugar
dedicado a Akademos, un héroe griego legendario. El objetivo de esta escuela
era, además de plantear problemas filosóficos, el de constituir un centro de
investigación científica en donde se trabajara la ciencia del alma humana, la
lógica y la ética.
Al
respecto, un discípulo de Platón creó también un instituto parecido a la Akademeia de su maestro. Aristóteles,
maestro de Alejandro Magno y de muchos más jóvenes atenienses, creó una escuela
filosófica con el nombre de Lykeion (liceo).
La escuela no radicaba en la metafísica sino en la lógica y tenía como objetivo
enseñar a sus discípulos sobre lo maravilloso de su naturaleza.
Sin
embargo, tanto Platón como Aristóteles siguieron con la formulación de
preguntas sin respuestas categóricas utilizada por Sócrates. Esto permitía a
los estudiantes tener mayor control sobre su propia educación, al ser agentes
que tienen que estar en constante diálogo consigo mismo. Esto permitió a los
discípulos de estas grandes personalidades construir y avanzar en el
pensamiento filosófico griego.
Bibliografía:
Llopis,
J. (1967). Världhistoria, folkens liv och kultur (Vol. 1). (T. Riaño, Trad.) Ediciones Daimon.
Citizenship
and State-Sponsored Physical Education: Ancient Greece and Ancient China
Paik
Wooyeal and Daniel A. Bell
The
Review of Politics, Vol. 66, No. 1 (Winter, 2004), pp. 7-34}
Mondolfo,
R. (1956). El genio helénico. Buenos Aires: Editorial Columba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario