lunes, 17 de noviembre de 2014

La educación en Grecia


Descripción de la ruta: 

Esta ruta tendrá como objetivo conocer cómo fue el sistema educativo en la Antigua Grecia. Con todos los nuevos métodos de enseñanza, y aún el replanteamiento de la enseñanza clásica muy en boga en nuestros tiempos, es importante conocer cómo era la educación en la antigüedad, así como analizar los roles que tenían los profesores y los estudiantes. No obstante, es importante aclarar que no se tiene tanto conocimiento acerca de las percepciones de los estudiantes de la antigüedad. Empero, esto no constituye ningún obstáculo al momento de analizar los roles estudiante-profesor, ya que muchos de los profesores fundadores de la Academia, como Platón, fueron alguna vez discípulos de alguien. 

Recorreremos los actuales territorios de Grecia, Turquía e Irak. Los focos en los cuales nos concentraremos son las antiguas ciudades de Esparta, Atenas y Seleucia. Aunque esta ruta tiene gran similitud con la anterior, se diferencian en el espacio temporal, ya que esta la situamos en la época clásica griega.

Partiremos de Selucia, a donde fue Platón tras la muerte de su maestro Sócrates. Tomaremos vía oeste hasta encontrarnos con el mar egeo a las orillas de la península de Anatolia. Allí tomaremos una embarcación que nos llevará por todo el Egeo hasta Atenas. Desembarcaremos allí y tomaremos camino hacia Esparta.

Mapa de la ruta:



Imágenes: 












Palestra Griega (427 a.C.)


Dion de Siracusa (409 a.J.C.-, 354)


Sócrates 470 a.C. - id., 399 a.C



La escuela de Atenas
Rafael Sanzio (1510)
Vaticano



Historia:

Podemos decir que la escuela griega aparece por vez primera con el ánimo de crear ciudadanos griegos bajo la virtud del bien. Con el objetivo de cultivar satisfactoriamente dichas virtudes, el ciudadano griego debía entrenarse físicamente y debía tener buen desempeño en el arte de la filosofía. Es así como la enseñanza hacia los jóvenes atenienses se dividía en dos instituciones: El Dadiscaleum, encargado de la enseñanza de la literatura, la retórica, la poesía, la música y las matemáticas, y por otro lado la Palestra, encargada del entrenamiento físico de los jóvenes.

La Palestra era la institución encargada de instruir a los jóvenes, próximos a ser ciudadanos, en las tácticas del ejército y en especial en el entrenamiento del cuerpo. Si bien la Palestra tenía el fin de enseñar y fortalecer las técnicas militares, también fue prioritaria la educación física para los deportes, sobre todo los practicados en los Juegos Olímpicos. De siete a once años, los estudiantes aprendían a bailar y a jugar los juegos de pelota. De doce a trece años, los jóvenes eran entrenados en disciplinas físicas más rigurosas tales como el salto alto, correr, lucha, lanzamiento de jabalina, y lanzamiento de disco, los juegos del pentalón. A la edad de dieciséis años, los jóvenes se iban al gimnasio, lugar en el cual seguían entrenando, pero en el cual también se les instruía en  filosofía y en comunicación social.

No obstante, la práctica filosófica fue adquiriendo cada vez mayor importancia y la academia como tal, comenzó a conformarse. Los primeros pensadores que comenzaron a darle importancia a la filosofía y a la retórica fueron los sofistas. En la época de Pericles, una serie de personajes llamados sofistas, que lograban de la misma afirmación probar verdad o falsedad. Al principio, se tuvo la concepción de que los sofistas eran hombres sabios e instruidos en todas las ciencias que para el momento estaban en boga. Empero, ellos no se dedicaban a descifrar los grandes enigmas de la vida, y por el contrario, predicaban conocimiento útil para la vida.

El máximo exponente de esta escuela fue Protágoras, reconocido sofista de su tiempo. Protágoras fue tal vez el sofista que logró marcar el rasgo distintivo con respecto a otro tipo de pensamientos de la época. Este argumentaba que la verdad absoluta no existía y que solo hay opiniones y maneras de ver el mundo. Su pensamiento se fundaba en la creencia absoluta de la retórica, y cómo esta puede refutar hasta el pensamiento más complejo. Esta escuela de los sofistas fueron los que comenzaron dando conferencias y clases a los ciudadanos, mostrándoles el poder de la palabra, y más aún, el poder que tenemos sobre ellas.

Pero la Hélade no se circunscribió únicamente en el pensamiento sofista. Existieron también pensadores que revolucionaron y discutieron las creencias sofistas con respecto al desconocimiento de todo tipo de verdad. Uno de estos fue el filósofo Sócrates, quién gozaba de una amplia credibilidad de parte de la gente que le rodeaba. Sócrates era bien conocido en Atenas por la actividad que este llevaba a cabo todos los días. Paseaba por la ciudad hablando con cualquier persona, preguntándole sobre temas de la actualidad como el tiempo, la cosecha y los precios del mercado (Llopis, 1967). Su fin último era hacer buenos a los ciudadanos, y por eso procuraba hablar con todos en la ciudad, e instruirlos en las virtudes. Sin embargo, el fin de este genio no estuvo a la altura que su personalidad lo exigía, y fui ejecutado por escándalos relacionados con su séquito de discípulos que estaba conformando en torno a él.

 No obstante su muerte, Sócrates fue recordado por sus discípulos como Platón quienes escribieron posteriormente sobre él. Su técnica de preguntas capciosas, permitían un interés en el estudiante por conocer lo que trataba de decirle su maestro. Sócrates nunca les decía a sus discípulos las respuestas directamente, sino que hacía que ellos llegaran por medio de preguntas a ellas. “Sócrates tenía que guiar a sus oyentes paso a paso: admirable pedagogo, animaba siempre a sus discípulos repitiéndoles que la prosecución de este ideal, la voluntad de ser mejores, encuentra su recompensa en la pura alegría que lleva en sí” (Llopis, 1967).

A partir de ello, podemos ver cómo sus discípulos, si bien tenían un carácter pasivo de aprendizaje al esperar que su maestro le transmita conocimiento, también debía tener un rol activo en su propia educación. Lo anterior por cuanto Sócrates nunca le iba a decir la respuesta a alguien que no se esforzara en encontrarla. A manera de ejemplo, podemos ver los discípulos Aristipo y Platón, que avanzaron aún en las teorías socráticas al plantear que el verdadero objetivo de la vida era gozar, pero con inteligencia y mesura.

Platón seguiría con esta enseñanza  de cambiar y hacer mejor a los hombres de su tan admirado maestro. En compañía de su discípulo Dion de Siracusa, logró consolidar un grupo de jóvenes filósofos y los reunió en lo que llamó la Akademeia. Llamó a esta congregación de esta manera ya que está situado en un lugar dedicado a Akademos, un héroe griego legendario. El objetivo de esta escuela era, además de plantear problemas filosóficos, el de constituir un centro de investigación científica en donde se trabajara la ciencia del alma humana, la lógica y la ética.

Al respecto, un discípulo de Platón creó también un instituto parecido a la Akademeia de su maestro. Aristóteles, maestro de Alejandro Magno y de muchos más jóvenes atenienses, creó una escuela filosófica con el nombre de Lykeion (liceo). La escuela no radicaba en la metafísica sino en la lógica y tenía como objetivo enseñar a sus discípulos sobre lo maravilloso de su naturaleza.


Sin embargo, tanto Platón como Aristóteles siguieron con la formulación de preguntas sin respuestas categóricas utilizada por Sócrates. Esto permitía a los estudiantes tener mayor control sobre su propia educación, al ser agentes que tienen que estar en constante diálogo consigo mismo. Esto permitió a los discípulos de estas grandes personalidades construir y avanzar en el pensamiento filosófico griego. 


Bibliografía: 

Llopis, J. (1967). Världhistoria, folkens liv och kultur (Vol. 1). (T. Riaño, Trad.) Ediciones Daimon.

Citizenship and State-Sponsored Physical Education: Ancient Greece and Ancient China
Paik Wooyeal and Daniel A. Bell
The Review of Politics, Vol. 66, No. 1 (Winter, 2004), pp. 7-34}

Mondolfo, R. (1956). El genio helénico. Buenos Aires: Editorial Columba.



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