Descripción de la ruta:
Este viaje tiene como objetivo principal conocer los territorios en los cuales hubo el primer intento de escritura del hombre. Los territorios en los cuales fueron halladas las primeras manifestaciones artísticas y pictóricas del periodo conocido como la protohistoria, constituyen el cuerpo de nuestro viaje. Por lo tanto visitaremos los actuales territorios de Francia, España, Algeria, Libia y Chad.
Comenzaremos nuestro recorrido por el territorio francés en la gruta de Gargas. De ahí nos dirigimos a España, en los territorios de Cogul y Valencia donde encontramos la cueva de Parpallo. Posteriormente tomaremos camino hasta Albacete donde veremos la cueva de la vieja. Nuestro destino final en el territorio español será en Andalucía en los montes leridanos.
De ahí tomaremos camino por el estrecho de Gibraltar hasta llegar a Tassili, actual Algeria. De ahí iremos a Hoggar para finalizar nuestro viaje en los hermosos montes ubicados en Tibesti, actual Chad.
Mapa de la ruta:
Imágenes:
Pinturas rupestres de Tassili (Paleolítico Superior)
Arte africano.
Pintura rupestre de Albacete sobre la cacería y su relación con la magia (Paleolítico superior)
Arte levantino.
Arte rupestre de la Gruta de Gargas (Paleolítico).
Actualmente en Francia.
Puntas de sílex con que tallaban los grabados. (10.000 a.C.)
Historia:
La historia de la escritura no se puede entender separada
de la historia del arte. Efectivamente, el hombre inició su proceso de
escritura con los pictogramas, que eran representaciones pictóricas, valga la
redundancia, del mundo sensible. Sin embargo no hay tal cosa como una sola
historia de la escritura, ni su proceso se debe entender de manera lineal.
Debemos hablar pues, de la historia de las escrituras, y de sus múltiples
apariciones en diversos alfabetos, como el acadio, el hitita o el sumerio. Esta
concepción nos ayudará a comprender que hubo múltiples origines de la
escrituras y de los alfabetos, y que no necesariamente las culturas
construyeron su forma de comunicación basados en experiencias anteriores. Asimismo,
debemos hablar de la historia de las escrituras que fueron consignadas sobre
objetos que perduran hoy en día. Puede que la escritura haya aparecido mucho
antes de lo que nosotros creemos (5.000-3.500 a.C), pero no tenemos manera de
comprobar esto. Es por esto que solamente conocemos la escritura que no se
borró por multiplicidad de causas, y que por el contrario, tenemos evidencia de
ello.
Hechas las salvedades concernientes al tema que nos
apremia, decimos que la escritura se originó entre 5.000 a.C con el periodo
conocido como la protohistoria. Este periodo es llamado de esta forma ya que no
es historia en stricto sensu pero tampoco es considerado como prehistoria. Sin embargo, el proceso de escritura tiene su
estado embrionario en el paleolítico. Los grabados y esculturas en piedra de
los años 30.000 a.C. constituyen el inicio de lo que a la postre llamaremos
escritura. Uno de los primeros intentos que se dio con estos grabados fueron
las pinturas rupestres del arte ibericolevantino. En la cueva de Cogul en
Lérida, por ejemplo, vemos el intento por representar la movilidad y la danzas
de una figuras que al parecer son mujeres.
Al principio se pensaba que estas pinturas rupestres
tenían una finalidad meramente estética, pero con el tiempo comenzaron a surgir
creencias de que las pinturas estaban relacionadas con magia y ritos para la
caza. El arte levantino de la cueva de Remigia nos muestra una escena de la
caza de un jabalí y de unos cérvidos. Otros
temas del arte rupestre levantino son las escenas de guerras, las danzas
rituales y lo que al parecer, está relacionado con las prácticas mágicas.
Pero el arte levantino no es el único que da cuenta de
este fenómeno rupestre. En los actuales territorios del Sahara parecen ubicarse
también representaciones naturalistas de personajes y faunas variadas. En la
cueva de Tassili, patrimonio histórico de la humanidad, encontramos una
cantidad considerable de pinturas que reflejan la vida cotidiana de los
aborígenes que habitaban dicho sitio. Numerosas pinturas de bueyes parecen
estar talladas con puntas de sílex y con arpones de asta. Asimismo, la
representación de bóvidos y de otros animales fue pintada con colores ocre
sacados probablemente de tierras naturales y del carbón vegetal. “La finalidad
primordial del artista paleolítico fue determinar el contorno de lo que quería
representar, en un primer momento mediante el color y luego por medio del grabado. El relleno
interior apareció después, cuando desearon representar el volumen de las
figuras” (León, 2006) .
En estas pinturas rupestres vemos la primera intención
del hombre por dejar huella de lo vivido en el mundo. Después de estas pinturas
aparecen los primeros pictogramas, como forma de representación del mundo con
un objetivo meramente comunicativo. Según Louis-Jean Calvet “lo pictórico está
vinculado a una función particular, incorporado a la función de expresión o de
comunicación: asegurar la conservación o la perennidad del mensaje (Calvet, 1996) ”. En este sentido,
lo pictórico se muestra en contraposición con lo gestual, que tiene sentido
únicamente en el instante en que es empleado, y a diferencia de lo pictórico,
no perdura en el tiempo.
La gruta de Gargas nos muestra la primera intención del
hombre de transcribir gestos por medio del uso de las manos. Es indudable que
estas grutas representan un lenguaje codificado expresado por medio de los
dedos doblados de determinada forma. El historiador Jean Clottes nos dice que
estos códigos de las manos de la gruta de Gargas representan escenas de la
cacería, la guerra y las fases lunares. Es probable que estos códigos hayan
sido el inicio de la historia de las escrituras, y que constituyan el primer
intento del hombre por registrar y comunicar algo por medio de lo escrito.
Bibliografía:
Calvet, L.-J. (1996). Historia
de la escritura. Buenos Aires: Paidós.
León, P. G. (2006). Breve
historia de la pintura. Bogotá D.C.: Editorial Libsa.
Llopis, J. (1967). Världhistoria, folkens liv och kultur (Vol. 1). (T. Riaño, Trad.) Ediciones Daimon.
Vidal-Naquet, P. (1988). Le grand livre de l´histoire du monde. Córcega: Editorial Planeta.
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